La Ciudad

Orense​ (en gallego y oficialmente Ourense)​ es el tercer municipio gallego por población después de Vigo y La Coruña, y el más poblado del interior de Galicia, con 105.893 habitantes. Está situada en el sureste de Galicia, en la confluencia de varios ríos, entre ellos el río Miño. Esta situación estratégica hicieron de la ciudad un importante núcleo comercial desde la Edad Media.

El valle del Miño ya estaba habitado en la época castreña como prueban los asentamientos del Castro de Oira, San Tomé y Valdegola así como el asentamiento originario en las proximidades de As Burgas, las fuentes de agua termal en torno a las cuales se conformó la ciudad romana, con la construcción de un puente sobre el Miño, protegido por una pequeña guarnición, que formaba parte de un ramal de la Vía XVIII que unía Brácara Augusta y Asturica Augusta.

La ciudad fue corte de los reyes suevos Karriarico y Teodomiro, quien ordenó la edificación de la primera iglesia en honor de San Martín de Tours, patrón de la ciudad, agradecido por la curación de uno de sus hijos.

Acontecimientos importantes en la vida de la ciudad en el medievo fueron la ocupación del duque de Lancaster, que se proclamó en Orense rey de Castilla; la segunda revuelta irmandiña (1468) y ya en 1501 la entrevista que sostuvieron Felipe el Hermoso y doña Juana con el Cardenal Cisneros.

A principios del siglo XIX, Orense es una pequeña ciudad poblada principalmente por hidalgos, artesanos y religiosos destacando la figura del Cardenal Quevedo que forma parte de las Cortes de Cádiz. La designación como capital provincial impulsa la aparición de una nueva clase funcionarial y la llegada del ferrocarril y la construcción de la carretera Villacastín–Vigo darán como resultado una ciudad de carácter eminentemente comercial y administrativo.

Actualmente Orense es un importante nudo de comunicaciones donde confluyen la autovía de las Rías Bajas y la Autopista de Santiago, cuatro carreteras nacionales, así como cuatro vías de ferrocarril, entre ellas la alta velocidad con Santiago.

Desde la administración local se impulsa la faceta turística de la ciudad, haciendo especial hincapié en el aspecto termal. Para ello se han llevado a cabo mejoras en las riberas del río Miño y en las zonas termales.

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